En nuestro anterior artículo comentábamos la insensata propuesta de iniciativa privada y amparo institucional para instalar una incineradora de biomasa en La Isleta. Catalogada por el Gobierno de Canarias como Proyecto Estratégico y con concesión administrativa de dominio público de la Autoridad Portuaria, pretendía incinerar 40.000 toneladas mensuales de arbustos traídos de África y Sudamérica.
El grave daño estético para la ciudad y, sobre todo, el atentado a la salud pública se impidió por una ejemplar reacción de la sociedad civil a partir de un valiente y contundente informe del Servicio de Sanidad Ambiental de la Dirección General de Salud Pública.
No se produjeron ni dimisiones ni ceses, por lo tanto, ante cualquier nueva propuesta que se plantee por los mismos autores, nuestra desconfianza está plenamente justificada.
También enumerábamos entonces lugares de gran valor paisajístico de nuestra isla que corrían peligro ante la política energética del Gobierno de Canarias capitaneado por ATI.
La pérdida del primero de estos lugares de valor paisajístico que allí aludíamos, lamentablemente, se ha consumado. Nos referimos a la magnífica visión de La Isleta que por primera vez recibe el visitante de la ciudad al aproximarse por carretera desde el aeropuerto.
Teníamos grandes esperanzas de revalorización y regeneración de toda la zona, incluso como mirador, con el actual plan de embellecimiento de la GC-1. Allí concurren la Playa de Jinámar con el endemismo único de la Lotus Kunkelii, un yacimiento aborigen, la Noria de Jinámar y un ejemplo de casa canaria a rescatar brutalmente degradada con grafitis. La colocación del gigantesco molino aerogenerador que alcanza los 150 metros de altura, ha partido exactamente por la mitad la panorámica, interponiéndose entre el observador y las montañas de La Isleta.
Geométricamente dos puntos en el espacio siempre estarán en línea recta. Para que coincidan tres puntos en esa misma línea recta hace falta intencionalidad o una improbable gran dosis de mala suerte.
El degradado entorno que impera en la zona es incrementado por una torre cementera que delata nuestra poca conciencia de paisaje al no haberla rechazado en su día hace ya muchos años. Se diría que teníamos entonces la misma conciencia de paisaje que la que tiene actualmente Gobierno Canario con Gran Canaria.
Este molino ha sido colocado ahí exento de informe de impacto ambiental por su catalogado interés general, y a fin de estar al lado de la estación Plocan, de la cual se informó que se dedicaría a estudiar el océano profundo, pero está instalada delante de playa de Jinámar, muy cerca de la costa a sólo 30 metros de profundidad. Deseamos profundamente el desarrollo de la investigación en Gran Canaria, pero nos preguntamos desconcertados qué se puede investigar ahí que no se pueda hacer en Taliarte o Arinaga, puesto que lo hasta ahora anunciado por Industria son generalidades.
Por otra parte, el valioso aerogenerador parece infrautilizado, pues según el mapa de vientos de la isla está situado en una zona no especialmente ventosa comparada con Arinaga donde se podrían hacer todas esas investigaciones sin afectar a la entrada a la ciudad.
Estas son dos simples razones, aunque consideramos suficientes, para que el contribuyente, que es quien lo paga, reciba puntualmente la adecuada información de los logros que se consiguen en ese punto a cambio de este sacrificio paisajístico. Porque si no está poderosamente justificado su emplazamiento debe plantearse su traslado.
Si bien unos pocos aerogeneradores pueden dar un matiz innovador a un lugar, según algunos cánones actuales, su presencia hiere si produce efectos penosos, en puntos críticos, como es la ruptura de la silueta de La Isleta en su primera aparición.
En este proyecto interviene nuestra Universidad. Lamentamos profundamente que la institución sólo se haya centrado en las perspectivas técnicas de estudio y haya pasado por alto el elemental aspecto de protección del paisaje que, como fundamental aspecto humanista, también forma parte de sus grados comprendidos en Historia del Arte, Geografía e Historia y muy especialmente Ordenación del Territorio.
La Universidad, como parte de la sociedad debe contribuir al bienestar de ésta, y a lo largo de este escrito queremos invocar su participación.
Siguiendo el guion que anunciaron las autoridades en la presentación de este aerogenerador, hay dos futuros proyectos del gobierno que pueden deteriorar aún más la isla de Gran Canaria. Nos referimos a los molinos previstos en alta mar en Juan Grande y el proyecto Chira-Soria.
En el primer caso ya no son unos pocos aerogeneradores. Aparte de la pérdida de la limpia visión de la cumbre por los ya instalados en tierra cerca del Barranco de Tirajana, el anuncio del gobierno ha especificado la extensión de estos molinos en el mar y han señalado un área de 23 km2. En una primera percepción esto afectaría al horizonte de Playa del Inglés y San Agustín lo cual lo consideramos inaceptable y de urgente clarificación. No puede suceder los mismo que con estos comentados aerogeneradores. Nos jugamos el horizonte de nuestra mejor zona turística.
Contribuyamos a las renovables, pero sin dañar nuestra existencia cotidiana, el paisaje que nos rodea, y el turismo como principal elemento que sustenta la economía de la isla.
La necesaria política de innovación en materia de energía renovable no puede suponer patente de corso para su instalación sin freno, eso sería tácticamente erróneo, interesadamente injusto y especialmente torpe.
Castilla La Mancha, tierra cervantina y molinos, tiene una extensión de 80.000 km2 y densidad de población de 25 habitantes km2. Gran Canaria tiene 1.500 km2 donde nos constreñimos 550 personas por km2 en tierra firme, y nos traen propuestas de ocupar el mar, el horizonte de nuestras mejores playas.
Así como hay servidumbres que dejan a salvo el entorno de los aeropuertos, reclamamos servidumbres que no pongan en peligro nuestro horizonte turístico como principal industria y referencia natural y espiritual de las personas.
Hay que ser consciente del propio tamaño y nuestra pequeña dimensión.
También valdría la evidencia de que en España el precio de la energía es el mismo para cualquier ciudadano, tenga un aerogenerador a las puertas de su casa como el que lo tiene a 1.000 km de distancia. El autoconsumo es otro concepto aparte.
Por supuesto, ética y ecológicamente no es motivo para soslayar las renovables y no estamos en esa posición en absoluto, pero sí para ponderar el grave sacrificio que se nos pretende imponer, y contribuir, eso sí, en las medidas cabales de nuestro tamaño y trascendencia en el hecho.
Nos parece modélica la preocupación de Asociaciones Medioambientales de Fuerteventura contrarias a la siembra indiscriminada de molinos a lo largo y ancho de su territorio. También ha habido objeciones en Arico, Tenerife, y en Lanzarote.
En relación con la central Chira-Soria, una idea rescatada por el actual Cabildo de Gran Canaria, y auspiciado por el Gobierno de Canarias, tiene un alto riesgo a que salga mal debido, entre otras cosas, a sus gigantescas excavaciones, movimientos de tierras en parajes protegidos, dependencia de una potabilizadora que no dará cobertura para lo que se necesita según ingenieros de esta especialidad. Un régimen de lluvias inestable y pobre hacen concluir a estos profesionales que es un proyecto que no funcionará, además señalan un gran desequilibrio entre coste de la faraónica instalación y la más que dudosa rentabilidad de la misma, con lo que una paralización de la obra dejándola a medio construir no es descartable.
Ante esta realidad asistimos atónitos a las prisas del Gobierno de Canarias y el Cabildo de Gran Canaria para poner en marcha este proyecto en nuestra isla. Ahora que estamos a tiempo, consideramos que la Universidad debe actuar dirigiendo y moderando unas ponencias de las diferentes visiones de expertos, incluso de nivel internacional, que acuerde la conveniencia, o no, de esta tremenda infraestructura hidroeléctrica.
Si fuera positiva, sugerimos que su terminación sea garantizada, o restituya el paisaje original, si llega la ocasión, con el más eficaz aval bancario que cubra quiebras empresariales y otros supuestos, pues tenemos experiencias de desafortunadas obras inconclusas, que en el caso de ese paraje sería catastrófico para Gran Canaria.
Esta extraña coincidencia de bandos enfrentados del Gobierno de Canarias de ATI con don Antonio Morales en el empeño de una gran obra que obnubila la realidad, nos hace recordar, permítasenos la ligereza, el empeño del estricto coronel inglés, protagonizado por Alec Guinness que colabora con el enemigo, en la construcción del Puente sobre el Rio Kwai.
Morales y el coronel son personajes de principios éticos, honrados y comprometidos, fieles a sus ideas.
El problema surge cuando esa idea es una empresa equivocada, entonces surge un acontecimiento trascendente que le hace ver la realidad.
En beneficio de ese coronel, y en el de Gran Canaria queremos evitarle, y evitarnos, su repentino descubrimiento y su exclamación final: ¡Dios mío!, ¿Qué he hecho?…
Los empeños del Gobierno de Canarias, no se paran ahí, y otra vez, en base al socorrido interés general, nos debatimos en la isla tratando de evitar otro sinsentido con pérdida del horizonte, como es el macromuellle de Agaete.
Las manifestaciones, encuestas y artículos periodísticos han dejado patente el sentir de los habitantes.
Queremos añadir que quien ha ganado con ese muelle ha sido el puerto de Tenerife que contabiliza mercancías y pasajeros y reduce distancias en comparación con el de La Luz que mantiene esas importantes estadísticas clasificatorias a cero.
También, por ese medio, los habitantes de la ciudad más poblada del archipiélago tienen que hacer un viaje en guagua de 68 km ida y vuelta para coger un barco, con lo que la calidad de conectividad de su ciudad empeora.
Con este nuevo muelle el Gobierno de Canarias duplica este perjuicio para la isla, justifica que le hace una inversión de 40 millones para Gran Canaria cuando en realidad la perjudica.
Queremos proponer que esa inversión en Agaete habría que aplicarla al desarrollo del Puerto de Arinaga, salvando la diferente titularidad, allí tendría cabida, entre otras actividades, el taller astillero que pretenden imponer irracionalmente en lo que tiene que ser el mejor espacio de la ciudad, el Istmo de Las Palmas de Gran Canaria por lo cual, Alegaremos en su contra.
Desearíamos fervientemente no tener que comentar malos presagios, pero colocar un taller astillero en el istmo es una aberración urbanística y declaración expresa de incapacidad para interpretar lo que la ciudad ofrece y revalorizarla.
Pablo O. Torres Lopez
Presidente
Asociación Cívica Gran Renace